jueves, 24 de septiembre de 2009

De LOS JUGUETES – Parte I.



LA GENERACIÓN DEL 70: Los que tuvimos una infancia humilde recordamos con nostalgia aquellas temporadas decembrinas llenas de carencia pero paradójicamente también llenas de mucha alegría. Por aquellas tierras sucrenses nunca paso papa Noel, los contados y modestos arbolitos de navidad eran estériles y nunca apareció un regalo al pie de su tronco y el niño Jesús,  nacía cada año olvidándose de los regalos de aquel humilde contingente de infantes que moraban por aquellos parajes. Pero estas no eran razones suficientes para matarnos la alegría e ilusiones. Para aquella época, cualquier objeto de la vida diaria que generalmente carecía de valor se convertía con nuestra imaginación en un maravilloso juguete. Palos, tapas de refrescos, envases de todo tipo y hasta las conchas de crustáceos que generosamente nos regaba el Mar, formaban parte de nuestra preciada caja de juguetes. Los más afortunados accedían a juguetes más elaborados, como los trompos, perinolas, pichas o metras y los famosos Yoyos. Lo importante de esto era nuestra gran capacidad de ser felices. Nada ni nadie limito  aquellas generaciones de un pasado no tan lejano a disfrutar con lo poco que se podían procurar  y que se apreciaban como juguetes. LA GENERACIÓN DEL 2000: Nada satisface a estos muchachos. Cada uno exige a sus progenitores los juguetes más costosos, los que están de moda, los que salen en la televisión. Realmente ya no son juguetes, son sofisticados equipos electrónicos, computadores, celulares o maquinas de videojuegos que terminan anulando cualquier indicio de imaginación y creatividad. La temporalidad es otro problema. Estos juguetes apenas entretienen a esta nueva generación solo escasos días, con suerte algunas semanas, porque luego de ese tiempo ya no les gusta o no les da nota, y van a parar arrumados al fondo del garaje de sus casas, como si de costosas chatarras se tratase. Lo peor es que los padres hablan en medio de una terrible ignorancia, que estos si son juguetes dignos para sus hijos, aun cuando la palabra dignidad nada tiene que ver con el deseo lujurioso de poseer lo mas costoso y sofisticado para satisfacer el ego de un infante por breve tiempo y no para entretenerse con los mismos. Con estos valores se van formando los hijos de esta generación y después cuando crecen como infelices maquinas consumistas incapaces de obtener felicidad y satisfacción alguna con nada ni con nadie, entonces vienen los lloros y el crujir de dientes de los padres!!!.

Nuestro objetivo...

Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor. Este blog fue creado por hombres idealistas, que aun creen en la dignidad del trabajo, en la etica, la moral, la decencia y la probidad. Su objetivo es denunciar a los hombres cuantitativos, sin ideales, cuyo unico proposito es lucrarse de las arcas publicas, sin remordimientos, sin reparar en consecuencias, y sin medida a su ambision degenerada, burda, glotona y grosera. Hoy prendimos el Ventilador, pobre de aquel que le salpique...LOS PONDREMOS AL DESCUBIERTO!!!

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